MN Margarita García Campos NC
El desayuno es el primer tiempo de comida del día, después de largas horas en que el organismo no recibe alimento, idealmente, por un sueño reparador. Sin embargo, el estilo de vida que prevalece en los tiempos modernos ha influido en que cada vez más personas se salten esta comida.
Estudios realizados en la última década en niños de diferentes grados escolares demuestran efectos nocivos en la salud de quienes no acostumbran desayunarse.
Los niños que toman este alimento diario tienen un índice de masa corporal menor y dentro de rangos normales con respecto de aquellos que lo hacen en forma ocasional o nunca. Una explicación a este fenómeno es que después de un ayuno prolongado y sin desayuno se ocasiona que el organismo cubra sus necesidades a partir de reservas, así como que “ahorre” energía en las funciones que debe realizar, sin que la señal de apetito quede bloqueada. Así, cuando los niños tienen acceso a alimentos, no paran de comer, inclusive optan por productos de mayor densidad energética.
Desayunar tiene otros efectos positivos en el rendimiento escolar; los niños presentan mayor concentración y les va mejor en lo académico; además, muestran más energía para actividades como el ejercicio físico. Asimismo, los niños que desayunan poseen mejor salud en general (menor índice de gastritis o menos dolores de cabeza, por mencionar algunos).
Hay diversas razones por las que los menores no desayunan:
Carecer de tiempo, íntimamente ligado a dificultad para levantarse por las mañanas debido a que duermen menos horas de las requeridas.
No tener hambre o inclusive sentir náuseas, lo cual persiste por la falta de alimento.
Por fortuna, se conocen diversas estrategias que pueden ayudar en estos casos:
Dormirse un poco antes, de forma que el proceso al despertar sea más ágil y el niño cuente con suficiente tiempo para sus actividades.
Dejar ciertos alimentos preparados desde la noche anterior.
Elegir opciones fáciles para comer en casa o llevar: leche yogur para beber, fruta entera o fresca o deshidratada, cereal seco o en barras.
Desayunos escolares en México
Está plenamente identificada la importancia de la alimentación en los primeros años de vida y las repercusiones de esta en la edad adulta. Por ello, en nuestro país, desde los años treinta, se ofrecen desayunos escolares en las escuelas del Sistema Educativo Nacional.
El aumento desmedido en las enfermedades en las enfermedades no transmisibles – como diabetes y sobrepeso-, ha influido para establecer criterios nutrimentales basados en evidencia que garanticen que los alimentos que integran el desayuno escolar contribuyen a una alimentación correcta.
En algunos casos de pobreza extrema, el desayuno que reciben los niños en los planteles a los que asisten representa el único tiempo de comida que realizan o, en el mejor de los casos, el más importante.
Para certificar que esos desayunos son seguros, profesionales de diversas disciplinas, especializados en el control sanitario de los alimentos, evalúan de forma periódica su calidad e inocuidad.
A través de visitas sanitarias aleatorias a las plantas que producen los insumos de los desayunos y a as empresas que se encargan de su distribución se recolectan muestras que se procesan en laboratorios certificados. Se obtienen análisis de composición nutrimental, microbiológicos y toxicológicos que se evalúan según los parámetros establecidos en las normas oficiales que rigen a los productos que integran los desayunos.
Así mismo, se aplican pruebas sensoriales que permiten detectar sabores, olores y/o consistencias inadecuadas, así como el peso neto del alimento, y el etiquetado nutrimental.
Lo anterior permite asegurar a los padres de familia que los alimentos que consumen sus hijos cubren los requerimientos nutrimentales, son de buena calidad y su estado es óptimo.
Desayunos para preescolares
De acuerdo con el Sistema Educativo Nacional, se consideran preescolares los niños de 3 a 5 años de edad. No es raro que los pequeños en esta etapa tengan un consumo inadecuado de alimentos por diferentes razones. Ellos se reconocen como seres independientes, rechazan algunos alimentos por ignorancia y, además, están completando la dentición.
Así mismo, son un grupo vulnerable a padecer infecciones, desnutrición y otras deficiencias nutrimentales, como anemia, de ahí la importancia de instaurar hábitos correctos de alimentación como es el desayuno diario, cuyo aporte energético representa el 25 por ciento de los requerimientos diarios totales.
HC= Hidratos de carbono, P= proteínas, GT= grasas totales, GS= grasa saturada, AA= azúcares añadidos, F= fibra, Na= sodio. Fuente: Bourges H, Casanueva E, Rosado J. Recomendaciones de ingestión de nutrimentos para la población mexicana. Energía, proteínas, lípidos, hidratos de carbono y fibra. Ed. Médica. Panamericana. México, 2008.
El desayuno que se ofrece en las escuelas tiene dos modalidades: caliente y frío. El primero de ellos se compone de:
Un platillo principal que incluye:
Verduras: disponibles en la región y de temporada, para facilitar su adquisición.
Cereales: integrales o de grano entero, preferir la tortilla de maíz.
Leguminosa o un alimento de origen animal, pero evitar los dos juntos; promover la combinación de cereal y leguminosa, pues se aumenta el valor proteico del platillo, por ejemplo: taco de frijol, tlacoyo de haba.
Y de:
Fruta: de preferencia natural; o deshidratada sin adición de azucares, grasa o sal.
Leche: entera, en especial para preescolares que viven en zonas con alta prevalencia de desnutrición infantil.
Agua simple potable.
El desayuno frio se compone de:
Leche semidescremada
Cereal integral
Fruta fresca o deshidratada, que puede ir acompañada de simillas oleaginosas.
Desayunos para escolares
El grupo de escolares está conformado por niños de 6 a 11 años. La desaceleración del crecimiento característica de esta etapa coincide con un apetito irregular, el cual se ve reforzado por el aumento de la capacidad de trabajo y juego. Hay mayor toma de decisiones y la influencia de pares es importante. Es este el momento en que se forman hábitos y actitudes determinantes.
HC= Hidratos de carbono, P= proteínas, GT= grasas totales, GS= grasa saturada, AA= azúcares añadidos, F= fibra, Na= sodio. Fuente: Bourges H, Casanueva E, Rosado J. Recomendaciones de ingestión de nutrimentos para la población mexicana. Energía, proteínas, lípidos, hidratos de carbono y fibra. Ed. Médica. Panamericana. México, 2008.
Al igual que en el caso de los preescolares, a los niños de entre 6 y 11 años se les proporciona un desayuno caliente o frio. Los alimentos que los conforman son los mismo, solo varía un poco la cantidad en función de las necesidades, que en este caso son mayores.
Algunos aspectos complementarios:
La leche puede ser semidescremada o descremada y la porción es una taza. En caso de no incluirse la leche, se propone que haya un lácteo, que no sea mantequilla o crema, para garantizar el aporte de calcio.
Los cereales integrales deben otorgar una porción mínima de 30g en forma de galletas, barras o cereales de caja; con un aporte de fibra mayor de diez por ciento de la recomendación de dicho nutrimento. Agregar como máximo dos cereales diferentes por menú.
Preferir platillos que no requieran grasa en su preparación o se use está en mínima cantidad: guisados en caldo, asados, al vapor, horneados y tostados, por mencionar algunos. En todos los casos, usar aceites vegetales.
Bibliografía
www.fns.org.mx (Cuadernos de Nutrición-Fomento de Nutrición y Salud
www.eatright.org (American Dietetic Association)
www.healthychildren.org (American Academy of Pediatrics)
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