La gota es un trastorno metabólico, en el cual existe acumulación excesiva de ácido úrico; se manifiesta por artritis inflamatoria, artropatía crónica y formación de tofos, depósitos de cristales de urato monosodico en las articulaciones y los tendones. El ácido úrico es el producto final del metabolismo de la purina. Como los seres humanos perdieron la actividad de la uricasa hepática, sus concentraciones séricas de ácido úrico son mucho más altas que las de otros mamíferos. Cerca de 70%de la eliminación diaria de urato ocurre por vía renal; en 5 a 25% de la población humana, la excreción renal alterada produce hiperuricemia.
La gota es la forma más común de artritis inflamatoria entre varones de 30 y 50 años de edad. Muchas veces es hereditaria. La incidencia es más alta en mujeres posmenopáusicas, con inicio poliarticular, compromiso de las manos y desarrollo de tofos. La prevalencia de la gota se incrementa en relación directa con la edad, síndrome metabólico, hipertensión y consumo de diuréticos tiazídicos.
Las crisis agudas pueden desencadenarse por operaciones, enfermedad repentina y grave, ayuno, quimioterapia o lesión articular. La gota generalmente afecta el dedo gordo del pie, tobillos, rodillas y la primera articulación metatarsiana del pie. La articulación se edematiza y la piel afectada se aprecia caliente, roja, purpúrea y brillante. Hay dolor intenso, sobre todo durante la noche. La gota evoluciona de hiperuricemia asintomática a artritis gotosa aguda, gota con intervalos entre crisis agudas, y por ultimo a gota tofácea crónica. Si la enfermedad no se trata, es probable que se desarrollen tofos permanentes.
Los pacientes con hiperuricemia asintomática deben intentar cambios en la dieta. Los productos lácteos bajos en grasa, los vegetales, los granos enteros, las nueces y las leguminosas, las frutas con menor contenido de azucares, el café y los complementos de vitamina C disminuyen el riesgo; la carnes rojas, las bebidas que contienen fructosa y el alcohol incrementan el riesgo de gota. Un consumo suficiente de productos lácteos bajos en grasa disminuye el riesgo de gota, quizá como consecuencia de los glucomacropéptidos y los extractos G600 de la grasa de la leche, que tienen propiedades antiinflamatorias.
Si bien los ataques gotosos pueden ceder en pocos días, las crisis repetidas pueden inducir daño articular permanente, y la enfermedad a menudo trae consigo una discapacidad sustancial y la necesidad de atención medica frecuente.
El tratamiento incluye AINE para el alivio del dolor y, para los cuadros más graves, corticoesteroides. La mayor parte de los afectados por la gota de manera eventual requieren tratamiento a largo plazo con medicamentos que disminuyen las concentraciones de ácido úrico en la sangre. En los Estados Unidos, los fármacos convencionales que disminuyen la concentración de ácido úrico disponible son alopurinol, febuxostat y probenecid; la pegloticasa fue autorizada para el manejo de la gota refractaria.
Intervención
Objetivos
Disminuir la carga excesiva de urato mediante el consumo regular de fármacos que reducen sus concentraciones séricas. Mantener concentraciones de ácido úrico inferiores a 6 mg/dl.
Aumentar la excreción de uratos y la ingesta forzada de líquidos para prevenir el desarrollo de cálculos renales de ácido úrico.
Alentar cambios en el estilo de vida que incluyan reducción de la ingesta calórica, consumo de alcohol, carne roja y mariscos.
En pacientes obesos, promover la perdida ponderal gradual; evitar la pérdida ponderal rápida.
Corregir cualquier dislipidemia existente e impedir complicaciones como nefropatía, hipertensión y accidente cerebrovascular.
Alimentos y nutrición
Una dieta baja en grasa y alta en hidratos de carbono (HC) aumenta la excreción de uratos. Las verduras como los guisantes, hongos, coliflor y espinaca tienen un efecto protector.
Reducir el consumo de carne de res, vísceras, alimentos marinos, puerco, tocino y jamón; consumir más alimentos con base de soya o sin carne.
La leche descremada, el yogur bajo en grasa, los lácteos y las frutas como las cerezas y el consumo abundante de proteínas vegetales puedan reducir el urato sérico.
Asegurar un consumo abundante de líquidos, en particular agua y leche descremada.
Excluir bebidas alcohólicas, y los refrescos endulzados con fructosa o azúcar.
Preferir alimentos ricos en antioxidantes, como granada, frambuesas y fresas.
Interacciones entre alimentos y fármacos
Fármacos de uso común y sus posibles efectos secundarios
Uricosúricos: el probenecid y la sulfinpirazona bloquean la absorción renal de uratos. La concentración sérica de ácido úrico debe mantenerse debajo de 360 mmol/L (6 mg/dl). El resultado puede ser anorexia, nausea, vómito y encías doloridas. Consumir la cantidad de líquido suficiente.
Inhibidores de la oxidasa de xantina: el alopurinol bloquea la formación de ácido úrico. Se necesita un consumo adecuado de líquidos. Son posibles alteración gastrointestinal leve, cambios en el sentido del gusto o diarrea; consumir después de las comidas.
El rilonacept (conocido como trampa de interleucina 1) puede prevenir las activaciones agudas de la gota al iniciar el tratamiento para disminución de los uratos.
Durante los episodios más intensos pueden prescribirse curos cortos de AINE, colchicina y corticoesteroides (prednisona).
Los fármacos que pueden elevar las concentraciones de ácido úrico incluyen hidroclorotiazida (un diurético), dosis bajas de ácido acetilsalicílico y ciertos fármacos para trasplantes (ciclosporina y tacrolimus). Vigilar la aparición de signos de gota.
Hierbas medicinales, productos botánicos y complementos
No deben usarse hierbas medicinales ni complementos botánicos sin comentarlo antes con el médico.
Se ha recomendado el uso de apio, perilla y harpagófito; no existen estudios clínicos que prueben su eficacia.
Educación, atención y cuidado de la nutrición
Disminuir o eliminar el consumo de fructosa y bebidas con endulzantes calóricos, los cuales incrementan el riesgo de gota en el varón.
La reacción inflamatoria puede suprimirse con los ácidos grasos omega-3, como los que se encuentran en pescados grasosos y a partir de nueces, linaza y cerezas. Hay que consumir estos alimentos varias veces a la semana.
Alcohol, carne de res, sardinas, anchoas y cerdo pueden desencadenar un ataque de gota. Por lo demás, no es necesario mantener la antigua dieta “baja en purina”.
La pérdida de peso puede ser útil, pero se debe evitar el ayuno. Es necesario instruir al paciente para perder peso en forma gradual.
Analizar la importancia de un consumo abundante de líquidos. Tratar de beber por lo menos 2L de agua y leche descremada por día.
Educación del paciente: seguridad alimentaria
Si se utilizan la nutrición enteral o la parenteral deben enseñarse y mantenerse técnicas cuidadosas de limpieza y manipulación.
Referencias
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