El asma bronquial se refiere a la disnea paroxística acompañada de sibilancias y se debe al espasmo de los bronquios o inflamación de la mucosa bronquial. El asma bronquial difiere de las sibilancias causadas por insuficiencia cardiaca (asma cardiaco) en que las radiografías muestran líquido en los pulmones. El broncoespasmo inducido por el ejercicio es mucho menos frecuente.
Entre 10 y 15 millones de estadounidenses están afectados por asma, lo que incluye a 5% niños. Muchos lactantes con sibilancias presentan trastornos transitorios que se resuelven; los rinovirus (RV) pueden ser desencadenantes. Los niños expuestos a alérgenos caseros o al humo secundario de tabaco pueden tener tos crónica o síntomas de asma. La exposición a productos microbianos en una fase temprana de la vida, en particular en el medio relacionado con las granjas, puede proteger en forma posterior contra el asma (Martinez y Vericelli, 2013).
El asma es hereditaria en dos terceras partes de los casos. Estudios de asociación en todo el genoma han identificado varios genes que incrementan en grado discreto el riesgo de padecerla (Martinez y Vericelli, 2013). Se reconocen dos tipos principales de asma bronquial: alérgica (extrínseca) y no alérgica (intrínseca o infecciosa).
El estado asmático (EA) requiere hospitalización y puede poner en peligro la vida. La exposición micótica es un factor de riesgo importante, como la inhalación de la levadura Candida albicans o el subcrecimiento micótico por el consumo de antibióticos de amplio espectro y glucocorticoides en dosis elevadas. El tratamiento con antimicóticos puede ser necesario para complementar el tratamiento convencional cuando se diagnostica EA (Mak et al.,2013).
El asma frágil es una forma rara de crisis repetidas; los asmáticos refractarios al tratamiento difieren de aquellos con una crisis asmática grave, pero pasajera. Los niños con asma grave presentan una mayor sensibilización alérgica, incremento del óxido nítrico exhalado, limitación intensa del flujo del aire y atrapamiento de aire que empeora en función de la edad (Fitzpatrick et al., 2012). Se espera que los tratamientos biológicos nuevos, como los anticuerpos humanizados contra IgE, IL-5 e IL-13, sean útiles (Martines y Vericelli, 2013).
Estudios de observación han informado asociaciones entre el asma y los antioxidantes de la dieta (vitamina E, vitamina C, carotenoides, selenio, polifenoles y fruta), ácidos grasos poliinsaturados (AGM) y vitamina D pero no las variedades contenidas en complementos (Allan y Devereux, 2011). Una dieta enriquecida que contenga vitamina E, vitamina C, b caroteno y sustancias fenólicas pueden reducir el estrés oxidativo relacionado con la enfermedad (D´Orazio et al., 2012).
El tratamiento intravenoso con nutrimentos múltiples puede resultar benéfico; la función pulmonar muestra mejoría progresiva al tiempo que se prolonga el tratamiento.
Si bien los resultados de la investigación no son definitivos, puede resultar benéfico que las embarazadas mejoren su consumo de alimentos ricos en vitamina D y E, selenio, zinc y PUFA (Allan y Devereux, 2011; Grieger et al., 2013). Los péptidos bioactivos derivados de proteínas de distintos invertebrados marinos (moluscos, crustáceos) también parecen promisorios (Lee et al., 2012; Lordan et al., 2011). Las intervenciones dietéticas con aceite de pescado y ácido ascórbico han producido el efecto más intenso (Spector y Tan, 2012).
La vía metabólica de la vitamina D es importante para la homeostasis intestinal (Ly et al., 2011). Estudios recientes encontraron que las concentraciones bajas de vitamina D3 en el suero carecieron de efecto sobre el asma en adultos más jóvenes (Gargen et al., 2013). Sin embargo, es importante resolver la deficiencia de vitamina D en personas afroamericanas y adultos de mayor edad que padecen asma (Paul et al., 2012; Tsai et al., 2013).
Los niños con obesidad se encuentran en un riesgo más alto de desarrollar asma. Se identifican un mayor grado de obstrucción al flujo de aire y una disminución discreta de la respuesta a los corticoesteroides inhalados (Lang, 2012). Pueden existir un fenotipo especial para el asmático obeso; el flujo y la infamación en la vía aérea difieren de los identificados en asmáticos delgados (Stream y Sutherland, 2012). De hecho, el papel del exceso dietético como estímulo antiinflamatorio justifica la investigación adicional (Papoutsakis et al., 2013).
La inmunoterapia sublingual muestra efectividad moderada para el tratamiento del asma alérgica 8Lin et al., 2013). El manejo de la broncoconstricción debe incluir tanto la prevención como el tratamiento dirigido al asma subyacente y a la hiperreactividad bronquial (Spector y Tan, 2012). Se requiere una estrategia de manejo multidisciplinaria.
Objetivos
- Impedir la distensión gástrica por las comidas abundantes, lo cual ocasiona molestias, ERGE o agravamiento del asma.
- Evitar la infección y la inflamación pulmonares. Favorecer una mayor resistencia a las infecciones.
- Para el asma alérgica identificar y controlar los alérgenos del ambiente.
- Fomentar la hidratación adecuada para fluidificar las secreciones.
- Optimizar el estado nutricional. Es importante aportar cantidades suficientes de vitaminas C, B6, D y E, selenio y magnesio. Aumentar la ingesta de ácidos grasos omega-3, si se toleran.
- Adoptar un programa de mantenimiento de la salud que incluya actividad física siempre que sea posible.
- La cafeína relaja los músculos y abre las vías respiratorias; en los adultos pueden ser convenientes 2 a 3 tazas de café al día.
- Evaluar el índice de masa corporal o el patrón de crecimiento. La obesidad y el sobrepeso pueden hacer que el tratamiento con corticoesteroides inhalados resulte menos efectivo.
Alimentación y nutrición
- Los lactantes deben ser alimentados mediante lactancia materna exclusiva para reducir el riesgo de asma en las familias susceptibles.
- Proporcionar comidas pequeñas y equilibradas, densas en nutrimentos (proteínas, vitaminas y minerales de alta calidad) para reducir el riesgo de infecciones.
- Perder peso con una disminución en el consumo energético si es necesario.
- Fomentar la ingesta de líquidos adicionales, a menos que esté contraindicado. La teobromina del cacao tiende a incrementar el flujo sanguíneo al cerebro y aliviar la tos; usar con frecuencia.
- Consumir menor cantidad de sodio.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina A y C. magnesio y zinc. Incluir más brócoli, toronja, naranjas, pimiento, kiwi, jugo de tomate y coliflor para aportar vitamina C.
- Debe alentarse el consumo de quercetina en manzanas, peras, cebollas, naranjas y moras (cinco o más raciones por semana).
- Deben incluirse otros nutrimentos que apoyan la competencia inmunitaria.
- Omitir los alérgenos alimentarios específicos para los niños, si se identifican: leche, huevos, mariscos, nueces, cacahuates, pescados, trigo o soya. Las alergias a las nueces, cacahuates, pescados y mariscos tienden a persistir en los adultos.
- La sensibilidad al salicilato es frecuente en 5 a 20% de los asmáticos que son sensibles al ácido acetilsalicílico. Muchas frutas, algunas verduras, las especias y las nueces contienen salicilatos.
- Los sulfitos pueden agravar el asma 5% de esta población, sobre todo en adultos con enfermedad grave. Deben evitarse los alimentos y bebidas que contienen sulfitos.
- Los ácidos grasos omega-3 de los aceites de pescado, la nuez del nogal y la linaza son útiles. El consumo de pescado puede resultar benéfico para prevenir el asma en niños (Yang et al., 2013). Si se tolera el pescado, su consumo dos o tres veces a la semana pudiera reducir la síntesis de leucotrienos. Si se toleran las nueces, incluir selenio a partir de las nueces de Brasil, y vitamina E de todas las otras variedades.
Interacciones entre alimentos y fármacos
Fármacos de uso común y sus posibles efectos secundarios
- Los agonistas beta-2 se consideran los medicamentos más efectivos, pero se recomienda su consumo intermitente; los inhibidores de los leucotrienos y los estabilizadores de mastocitos resultan menos efectivos (Spector y tan, 2012)
Hierbas medicinales, productos botánicos y complementos
- Muchos pacientes asmáticos adoptan terapias alternativas. Los antioxidantes y los remedios antiinflamatorios e inmunomoduladores naturales pueden ser beneficiosos.
- En China se usa una combinación de tres extractos herbales (ASHMI) contra el asma. El alga marina se emplea en tratar el asma en las culturas vietnamita y otras orientales.
- Los ácidos grasos, como el ácido linolénico gamma (aceite de borraja), modulan los mediadores inflamatorios endógenos sin efectos colaterales.
- La efedra (ma huang) es un broncodilatador efectivo, pero produce una elevación significativa de la presión arterial. También puede causar problemas con la glucosa sanguínea, arritmias, aumento de la frecuencia cardiaca y estimulación del sistema nervioso central (SNC). La Food and Drug Administration (FDA) lo retiró del mercado, pero todavía hay algunas formas disponibles.
- No se ha reportado eficacia con el consumo de ortiga urticante, regaliz, Ginkgo y anís; deben evaluarse sus efectos colaterales.
- La hierba de San Juan inhibe la efectividad de la teofilina.
Educación, atención y cuidado de la nutrición
- El asma crónica leve puede ser una advertencia y, si no se trata, puede causar una exacerbación aguda.
- Las embarazas, con o sin asma, deben aprender cómo incluir fuentes dietéticas ricas en antioxidantes, vitamina D y ácidos grasos omega-3.
- Esperar para introducir alimentos sólidos en la dieta del lactante no siempre protege contra el inicio del asma y alergia.
- Todos los fármacos deben tomarse según las instrucciones del médico. Debe portarse un estuche de emergencia en todo momento que contenga un inhalador de rescate y, si es necesario, un dispositivo para inyectar epinefrina y una tableta masticable de antihistamínico.
- Trabajar con el paciente y su familia para evitar factores desencadenantes. Reducir la exposición a desencadenantes como caspa de mascotas, alérgenos alimentarios y humo secundario. Considerar ejercicio, reposo y nutrición.
- Las intervenciones para niños con obesidad deben impulsar a la actividad física diaria, la pérdida de peso, la normalización de los niveles de nutrimentos y la vigilancia de las complicaciones 8Lang, 2012).
- El alto consumo de bebidas carbonatadas y el asma tienden a estar relacionadas; los esfuerzos para reducir el consumo regular de bebidas carbonatadas entre los jóvenes pudiera traer consigo beneficios inesperados (Park et al., 2013).
- El masaje favorece la relajación, disminuye la ansiedad y favorece la función pulmonar adecuada.
Educación del paciente: enfermedad transmitida por alimentos
- La manipulación cuidadosa de los alimentos y el lavado de las manos resultan esenciales.
Para más información
• American Academy of Allergy and Asthma & Immunology
• Allergy and Asthma Network— Mothers o f Asthmatics
• National Asthma Center
http: //www.nationaljewish.org/healthinfo/ conditions/asthma/
• National Asthma Education and Prevention Program (NAEPP)
http://aspe.hhs.gov/sp/asthma/
• Salicilate allergy
http://www.webmd.com/allergies/guide/salicylate-allergy
REFERENCIAS
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