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Efectos de la dieta y probióticos en la microbiota intestinal como moderador del metabolismo humano.

Artículo tomado de: Agenda 2019

Mtra. María Angélica Díaz Aranda

Nut. Brenda Berenice Valenciano Martínez

El intestino se encuentra poblado por millones de bacterias que en su conjunto forman la llamada microbiota intestinal, un ecosistema único y especifico en cada individuo.

En la actualidad es bien conocido que dicha composición bacteriana tiene un profundo impacto en la salud humana y uno de los factores clave en su desarrollo son los patrones dietéticos.

Distintas combinaciones de bacterias en el intestino “enterotipos bacterianos” se han asociado al consumo de ciertos tipos de alimentos; por lo que el estudio de los efectos moduladores que ejerce la dieta en la composición de la microbiota intestinal es de suma importancia para promover un beneficio a la salud o tratar enfermedades relacionadas con una disbiosis de dicho ambiente.

Importantes avances han demostrado que la microbiota intestinal está involucrada en procesos biológicos humanos básicos, mediante la modulación de fenotipos metabólicos. En constante coevolución con los microorganismos los humanos han desarrollado la capacidad de beneficiarse de los nutrientes suministrados por la microbiota resistente, aunque dependen de la distribución, diversidad y composición de especies.

Se ha demostrado mediante diferentes estudios como es que componentes alimentarios indigeribles por enzimas humanas son la fuente más importante de sustratos para el metabolismo microbiano especializado principalmente en procesos fermentativos. Tales nutrientes corresponden de manera primordial a fibras dietéticas (fructooligosacáridos y oligosacáridos), que además de ser una fuente de alimento para las bacterias, son promotoras o inhibidoras de la abundancia de especies y el crecimiento de ciertos filos bacterianos relacionados con la salud.

Dichos sustratos al ser metabolizados por las bacterias intestinales producen la extracción de energía y generación de ácidos orgánicos como el acético, propiónico y butírico, denominados Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) que aportan grandes beneficios a la salud. Se dice que en condiciones normales dentro del intestino se producen de 50 a 100 mmol/L/día de AGCC. Además de la producción de ácidos orgánicos se lleva a cabo la biosíntesis microbiana de vitaminas como folato, vitamina K, Biotina, Rivoflavina y Cobalamina.

Se han analizado en diversos estudios los patrones de dieta y el impacto que generan en la composición bacteriana. Tal es el caso de un estudio realizado en 2011 en sujetos voluntarios que padecían obesidad, quienes fueron sometidos a un cambio de dieta que difería en el tipo de carbohidratos no digeribles durante tres semanas; como resultado se obtuvieron perfiles de microbiota fecal muy distintos entre cada individuo, con cambios en la abundancia de ciertos filotipos bacterianos, especialmente en las dietas que incluían mayor ingesta de almidón resistente. Los cambios se produjeron en pocos días y se revirtieron rápidamente con el cambio dietético posterior, además se detecto que no sucedían dichos cambios en todos los sujetos.

Un estudio demostró que la suplementación con galactooligosacáridos o inulina podía incrementar la abundancia de Bifidobacterias, aunque de igual forma se descubrió que ciertos individuos no respondían al cambio de dieta.

Por otro lado Wu et al. encontraron un correlación entre dos estereotipos y dietas distintas: una comunidad bacteriana dominada por Prevotella se asoció con una alta ingesta de fibra mientras que una comunidad de tipo Bacteroides re relaciono con un alto consumo de proteína. De igual manera Fillipo et al. comparó la composición bacteriana de niños africanos con respecto a niños italianos, se observo la abundancia de Prevotella en niños africanos que consumían gran cantidad de fibra de vegetales, mientras que los niños italianos tenían una predominación de Bacteroides spp y Firmicutes con una ingesta mayor de proteínas y almidón.

En conjunto los hallazgos sugieren que el tipo de dieta y los cambios inducidos en la misma pueden modificar considerablemente la composición de la microbiota intestinal.

Por lo tanto la dieta ofrece una ruta potencial para brindar beneficios a la salud mediante la manipulación de la comunidad bacteriana.

Para ayudar a tal efecto, se ha vuelto una práctica común la ingesta de prebióticos (hidratos de carbono no digeribles que estimulan el crecimiento selectivo de bacterias benéficas), asi como microorganismos probióticos incluidos en alimentos fermentados dentro de la dieta habitual; pues han mostrado una amplia evidencia del beneficio que aportan a la salud y la estimulación del crecimiento selectivo de la población de bacterias benéficas dentro del organismo.

En cuanto a los probióticos las especies mayormente empleadas corresponden a géneros de Lactobacillus, bifidobacterium y saccharomyces; que para tener un efecto demostrado de salud deben ser administrados en una dosis efectiva.

Día con día las investigaciones buscan identificar patrones dietéticos que promuevan el crecimiento de bacterias benéficas. Aún faltan estudios que ayuden a definir los estados de la comunidad que son mas beneficiosos para la salud. Mientras tanto la ingesta de prebióticos y probióticos como alimentos funcionales puede ser una herramienta prometedora en la modulación y mejora de la composición de la microbiota intestinal.


 

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